La
Patagonia en Colores
El
21 de marzo se inicia el otoño en el hemisferio
austral. En Patagonia coincide con el inicio de un
proceso que transforma el paisaje y la vida natural.
Para muchos es el la época más hermosa
del año gracias al fabuloso espectáculo
de colores que entrega la vegetación.
Los
protagonistas de este espectáculo son dos especies
de Nothofagus, la lenga y el ñire, ambos de
hojas caducas, que en otoño, antes de caer,
toman coloración rojiza.
Pero,
¿qué determina el cambio de colores de las hojas?
La temperatura controlaría el brote de hojas, su tamaño
y caída, pero la variación en las horas de luz sería
la clave que regula el cambio en la coloración. Por
eso, a pesar de la caída en temperatura al ascender
sobre laderas andinas a una misma latitud (es decir,
sin variación en las horas de luz) el cambio de color
es bastante simultáneo. Si no perdiesen las hojas
para pasar el invierno, tal vez sus copas no podrían
soportar la pesada carga de nieve sobre el follaje,
y los requerimientos de agua y nutrientes no podrían
ser satisfechos por sus raíces, que llegan a quedar
en suelo congelado. Por otra parte, el perder las
hojas es una herencia antigua, surgida bajo condiciones
ambientales más rigurosas.
Los Nothofagus
Los árboles del género Nothofagus incluyen
unas 40 especies vivientes. De ellas, 9 crecen entre
los bosques del sur de la Argentina y Chile, y 31
especies en Australasia. Se conocen además fósiles
de otras 40 especies. En la Península Antártica y
en Tasmania hay numerosos fósiles de este género (incluso
hay registros a tan sólo 400 Km del Polo Sur).
En general no toleran la sombra y sus renuevos necesitan
que se formen claros bien despejados para desarrollarse.
Algunas especies de Nothofagus son las primeras
en colonizar terrenos abandonados por los glaciares
o devastadas por fenómenos naturales como erupciones
volcánicas. Con el tiempo, especies de lento
crecimiento y más tolerantes a la sombra, los pueden
ir reemplazando.
Dependen del viento para su polinización. Tienden
a producir semillas en forma masiva, y el viento,
también es su agente dispersor más importante. Llegan
a convertir el suelo en un inmenso semillero, pero
además hay años pobres. Es que requieren un período
de recuperación para acumular suficientes reservas
antes de poder tener otro año de producción muy numerosa.
En tales ocasiones, el porcentaje
de semillas viables también es mayor.
En
el ciclo reproductivo de los Nothofagus, durante otoño
se forman sus yemas florales, durante la primavera
se polinizan sus flores. A fines de primavera surgen
las semillas, de corta viabilidad. Con el verano,
maduran las semillas y el viento comienza a dispersarlas
Los
Nothofagus presentes en la zona son la lenga,
el ñire y el coigüe. De ellos, solo los
primeros son de hoja caduca. El coigüe, siempreverde.
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Las lengas son árboles adaptados
para no perder nutrientes. Sus hojas caen en
otoño, y entre el 40% y el 60% de los nutrientes
críticos que poseen, como potasio, nitrógeno
y fósforo, son translocados antes al tallo para
mantenerlos. En la foto superior, Laguna Clara
en Las Margaritas.
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Ñires
y lengas en desembocadura del río Mayer.
Al fonde cerro Santiago y valle del río
Mosco.
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Renovales
de lengas. Al fondo los nothofagus siempreverdes,
los coigües.
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La
Migración de las Aves.
Las
aves existentes en los Andes patagónicos tienen
una distribución estacional que nos permite
clasificarlas en residentes, nidificantes migratorias
o visitantes. Durante el otoño muchas aves
que se reproducen durante el verano en la región,
migran al oeste o norte en bandadas, alejándose
del riguroso invierno que congela lagos y humedales.
Ciertas aves migratorias pueden ser vistas en bajo
número durante el otoño e invierno,
pero las diferencias en abundancia con primavera y
verano indican que la mayor parte de la población
local resulta migratoria.
Las
especies con comportamientos migratorios más
destacados son los caiquenes (Chloephaga sp), las
bandurrias (Theristicus caudatus) y cisnes de cuello
negro que migra en otoño desplazándose
hacia el oeste y norte para regresar durante septiembre
a humedales y pastizales de la zona. Tambien son frecuentes
las migraciones locales.
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